"La legendaria gama 911, que cuenta ya con trece largos años de existencia y aún habrá de producirse durante un mínimo de cuatro años más, no podía durar siempre, y también su planteamiento personalista y superdeportivo podía ser puesto en cuestión por las tendencias normativas, sociales, comerciales e industriales en curso".
En estas circunstancias, como escribió Eduardo Azpilicueta para la revista Autopista, se presentaba a comienzos de 1977 el 928. La llegada de este nuevo deportivo era lo más parecido a una sentencia de muerte, que nadie se ha atrevido todavía a firmar, del 911. Aunque el 928 parecía ser, para otros, una incógnita.
¿La larga carrera del 911 ha llegado a su fin?
¿Es el 928 tan deportivo como su antecesor?
¿Por qué un V8?
Todos estos interrogantes fueron publicados también (lo hacía Vida del Automóvil) tras su puesta de largo en Francia ante la prensa internacional. A la primera pregunta se responde, desde hace años, con un "no"; la segunda tenía, ya entonces, idéntica respuesta.
Para contestar a la tercera, la propia Porsche argumentaba que con un motor V8 de gran cilindrada, que rendía su potencia a un bajo número de revoluciones, era más fácil cumplir las rigurosas normas sobre ruidos en el mercado americano, principal destino de los deportivos de la marca. Ni que decir tiene que el V8 era el motor por excelencia en EEUU.
Por otra parte, desde mediados de los años 60 Ralph Nader había arremetido contra la estabilidad del Chevrolet Corvair, o lo que era lo mismo, contra los automóviles de motor trasero.
Ante este panorama de amenazas, mantener en el sustituto del 911 un "ruidoso" motor trasero podía parecer un suicidio, aunque el tiempo haya demostrado que los temores de los alemanes eran injustificados.
Como concluía Vida del Automóvil tras su análisis del 928, "Porsche habría podido construir simplemente un coche americano (...) El mérito está en haber logrado construir un deportivo fuera de lo común".
Semejante despliegue tecnológico permitió a este Gran Turismo obtener el galardón de "Coche del Año en Europa" en 1978 al ser la síntesis perfecta entre deportividad, seguridad, confort, lujo, durabilidad y versatilidad.
¿Acaso se le puede pedir algo más a un automóvil?
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