Todo el saber de la ingeniería humana de hace tres décadas está oportunamente incluído en el BMW M3, lo que hizo que desde su nacimiento se conviertiese en un mito, en un automóvil clásico.

Un modelo que enamoró desde el primer momento a la prensa especializada, a los aficionados al motor... y a sobre todo a sus afortunados y acaudalados propietarios.

Su motor dócil, potente y fiable había sido el resultado de juntar lo mejor de Motorsport: el bloque de 4 cilindros, que permitió a Nelson Piquet conseguir el título mundial de F-1 en 1983, con la culata de 4 válvulas que dispusieron los M1, M635CSi y M5 en sus 6 cilindros.

Diseñado para llegar a 10.000 revoluciones en competición, desarrolla aquí dos centenas de caballos de la mejor raza, dispuestos al galope desde sus primeros giros. Sus 1.200 kilos de exquisita vanguardia superaban en recuperaciones a todo un M5 de 315 cv para, una vez lanzado, acabar consumiendo lo mismo que un modesto BMW 316.

Además, este GTI maximizado, elevado a la tercera potencia, podía ser pilotado con puño de acero o conducido "con la delicadeza de una abuelita octogenaria" (según Motor 16).

Su espectacular silueta era la bella consecuencia del duro trabajo en el túnel de viento, donde se logró que la discreta aerodinámica de la carrocería E30 apenas desentonase en este compendio tecnológico; mientras que sus casi 4,4 metros garantizaban su disfrute a 4 ocupantes en cualquier trayecto.

Su principal defecto, el precio, se resolvía en el mismo instante en que el coche salía por la puerta del concesionario.

Quizá su instrumentación pudiese haber sido más completa (incluyendo un manómetro de presión de aceite), su dotación interior más generosa (de serie), y su suspensión algo más confortable (aunque en este apartado no hay unanimidad entre los informadores que en su momento lo ensayaron).

El M3 que podéis ver en este reportaje fue fabricado en junio de 1987, apenas 4 meses después del inicio de su comercialización en España. Se conserva rigurosamente fiel a lo que representaba, hace casi 30 años, un código formado por una letra y un número en el que el fabricante bávaro condensaba todo su conocimiento: "dinamismo deportivo, tecnología de vanguardia y exclusividad".