Si describiesemos un todo camino como maniobrable, ágil y seguro muchos podrían pensar en un Nissan Qashqai. Si hubiese de ser capaz y económico algunos lanzarían sus miradas hacia un Dacia Duster.
Todos estos atributos los recibía ya en 1968 un pariente lejano de estos dos crossovers del grupo Renault. Aunque entonces el fabricante galo negaba públicamente al 4 una virtud mucho menos terrenal: la belleza.
Para disputarse la variada y numerosa clientela del 2 CV de Citroën, el Renault 4 dispondrá, por vez primera en la casa del rombo, de tracción delantera y de un circuito sellado en su sistema de refrigeración (novedad mecánica en la historia de la automoción) que pretendía ofrecer la simplicidad de mantenimiento que garantizaba el aire a los bicilindricos de su competidor. La polivalencia del 4 superaba con creces la de su rival ya que contaba con un práctico portón posterior.
El Renault 4L iniciaba su comercialización en nuestro mercado a principios de 1964, casi dos años y medio después de su presentación en el Salón de Francfort de 1961. Demasiado tiempo para algunos medios, para los que entonces el 4 no tenía nada de nuevo.
Fuente: Cuatroruedas, mayo de 1964
En el Salón de París celebrado en septiembre de 1967 podía verse la mayor transformación sufrida por el noble utilitario en más de 6 años. Junto con un remodelado 10 (que no llegó a verse con esta fisonomía en España), el 4 ofrecía como seña de identidad un nuevo frontal en el que destacaba la rejilla que unía los faros principales.
Fuente: L'Automobile. En los Renault 4 españoles el retrovisor interior irá situado en el techo
La principal novedad mecánica de cara a la temporada 68 fue la adopción de una caja de cambios de 4 velocidades (todas sincronizadas) que otorgaban al coche, según los redactores de L'Automobile, "el doble de placer de conducción".
Y eso que los Renault 4 franceses no contarán entonces con el motor "sierra" que fabricará FASA para este modelo. Un reputado propulsor con cinco puntos de apoyo en su cigüeñal, que había llegado a nuestro país de la mano de los Renault 8. En los 4 vallisoletanos la cilindrada descendía desde los 956 cm3 del R8 hasta los 852 cm3 (se mantenía la carrera de 72 mm. y el diámetro disminuía de 65 a 61,4 mm.) que eran capaces de rendir 35 cv SAE a 5.000 rpm.
Este fiable motor venía a sustituir al tipo Ventoux de 845 cm3 que los R4L habían heredado del Dauphine.
El más práctico de los utilitarios españoles se presentaba con estos cambios el 20 de enero de 1968 en Madrid ante los medios informativos, siendo la principal novedad de la firma francesa en el Salón de Barcelona de ese mismo año.
Fuente: Cuatroruedas. El Renault 4 en el Salón de Barcelona de 1968 celebrado en abril
En su práctico interior las novedades son también numerosas: el salpicadero y el volante son de nuevo diseño, las puertas contarán con un guarnecido simulando cuero (las anteriores tendrán apoyacodos) y los asientos delanteros pasarán a ser individuales.
Estas modificaciones fueron suficientes para que Renault mostrase en los rotativos españoles "un nuevo coche": el Renault 4.
La campaña de lanzamiento del Renault 4 '68 vino acompañada, meses después, del anuncio publicitario que hoy analizamos
El mensual Cuatroruedas coincide con el fabricante al presentar a sus lectores a un 4 "practicamente nuevo", del que dirá:
"Potencia, seguridad de marcha, confort y estética son los puntos que han mejorado"
Fuente: Cuatroruedas
Todos estos cambios venían a reforzar al R4 frente a su escasa competencia. Por el mismo precio total (unas 105.000 pesetas) podríamos decantarnos por el otro ocho y medio exitente en el mercado nacional en 1968: el Seat 850 en versión 4 puertas. Un clásico "todo atrás" en las antípodas del 4 en cuanto a polivalencia, capacidad de carga y facilidad a la hora de circular por terreno accidentado.
Fuente: Volante
Su rival natural volvía a lucir el doble chevron. El Citroën Break 3 CV ofrecía una practicidad semejante gracias a sus 5 puertas, mientras que su manejo por zonas rurales era equiparable. Su motor bicilindrico de 602 cm3 hacía más estresante la conducción y convertía al 4 en más ágil cuanto menos llano fuese el trayecto. Su precio de venta de unas 130.000 pesetas podía disuadir a muchos compradores que verían en el AZAM 6 (el 2 CV más evolucionado entonces) una buena elección, en cuya compra se ahorrarían 30.000 pesetas.
Volvamos al anuncio del coche "todo ventajas" de Renault.
La comodidad y maniobrabilidad del 4 no pueden ponerse en duda, mientras que su agilidad debe ser entendida como la facultad de rodar con fiabilidad a velocidades de crucero cercanas a la máxima, de 115 km/h según la casa, en vías despejadas.
En el anuncio aparece un término de plena actualidad estos días, pero prácticamente desconocido hace casi 50 años: todo camino. La tracción delantera, los generosos recorridos de su suspensión por barras de torsión y los 20 centímetros de distancia entre el suelo y el piso de su habitáculo hacían del 4 el vehículo ideal para circular de manera decidida por los caminos vecinales a los que no había llegado el asfalto.
Fuente: Volante
La economía era otra de las virtudes de este abnegado sirviente. Su voluntarioso motor de 850 cm3 debía de tirar de "solo" 660 kilos, por lo que Renault declaraba un gasto de 6 litros de gasolina cada 100 kms. "en recorrido medianamente accidentado" circulando a 65 km/h.
A la hora de plantearnos su adquisición hemos visto que su tarifa era inferior en un 25 % a la que nos mostraría cualquier agente de ventas de Citroën al intentar vendernos un Break 3 CV, su alter ego.
Lástima que el propio fabricante se contentase con ofrecernos sólo dos de las tres "b" de una compra perfecta: bueno y barato. Hacer del 4 un vehículo bonito, como se justificaba Renault, "no estaba previsto en nuestro inusitadamente ambicioso pliego de condiciones".
Pero, ¿acaso sus rivales eran más bellos?
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